8.11.09

El hombre de hoy y las historias: siempre juntos.


El reciente encuentro Texturas nos dejó, además de la felicidad de haber podido narrar para muchísimas personas, en variadísimos ámbitos, la renovada inquietud y sorpresa que surge al ver al hombre disfrutar escuchando historias, cuentos, relatos.
Quizá porque pasan los años, y a medida que las voces familiares dejan de ser escuchadas, un buen día siente que eso de detenerse a escuchar, tiene un sabor y un embrujo que lo remonta a sus cuentos antes de dormir, a las charlas de sobremesa, a la intimidad de la confidencia, y entonces se entrega a escuchar, cuando percibe que la narración surje de la entregarse a pleno que hace de sí mismo el narrador, vinculando trozos de vida en los cuentos.
Palabras más, palabras menos...en estos tiempos el hombre disfruta de que le dediquen tiempo, atención, e historias que cuentan la vida, tanto como cuando era niño.
Se sigue encontrando en los antiguos escritores, en los nuevos, en los atrevidos exhibicionistas del alma que con palabras lo desnudan, y sacan a la vereda sus trapitos de la vida.
Igualito a como cuando las abuelas, aprovechaban si el día ofrecía mucho sol, y sacudían los colchones de lana en el patio.
Luego, todo volvía a su lugar, pero el aire estaba más fresquito.
Al hombre, después de escuchar historias, el aire también le parece renovado.



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